son miradas en la oscuridad
profunda
que me sangra en este suelo de
frío cristal
y el sabor instantáneo
de las voces del enero en el sol;
porque ahora todo se transforma
en plenitud,
en saberse flotando desde el hielo
de este piso que me acuesta
bajo una música de claveles
susurrando en mi oído:
tus ojos bien abiertos
mirándome entre el negro
de tu pecho taladrado entre los días
me sacuden el esplendor de la agonía
en esta noche que esconde
tu luz.
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