corre
entrelazando sus manos con el viento
que sopla los días de arena
cuando las hojas viajan y cantan viejas historias;
corre
con la mirada del que busca,
con el acento empañado de noches
y de ironías incomprendidas.
cansada, escupe el sonido del mar volviendo hacia el cielo,
escucha los momentos que guarda
sólo para ellos.
en silencio recorre el borde de su cuerpo,
el universo;
la terrible decisión
de haber empezado
por el final del camino.
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