y cuando el cielo, y cuando el sol
se frustren en vano
a desatar la conciencia
que anudaba a este tarro de miel,
entonces el remolino que resuena
al río de galope, de los siervos enredados
anudará mis manos
que se fundían en tu piel.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . desde un balcón en un piso 17
2 comentarios:
sos tan linda (:
veinticinco más nueve es treintaycuatro señorita.
ñaña.
(:
las sonrisas siempre entienden antes que uno
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