sábado, 27 de octubre de 2007


Porque me hiciste
adicta
a las angustias,
y en la marea
que colapsa
de sentimientos
me sentí
dueña del pasado
(¿de qué me sirve?).
Pero el agua
se escurre entre mis manos vacías,
simulando un lavado transparente
invisible.
Porque brindar por vos
siempre fue muy poco.
Porque la cicatriz no existe;
y el tiempo tampoco.

1 comentario:

Ann F. dijo...

Entiendo esa sensación, sangrar, sangrar, sangrar tinta hasta no dar más... el vacío, la ignorancia de los demás ante esa sensación. No pretendo hablar mucho, pero tampoco no decir nada. Sepa que hay alguien que entienda el vacío y que todavía (a veces) intenta lidiar con él...

bessottess, Anita.