domingo, 18 de noviembre de 2007


hay un límite
entre el mar
y la vida,
entre el piso y tus ojos
que colapsan de negros ríos.
Es que si escuchas bien
hay un aire a
final
que desecha los nervios
de una vida sin castigos.
Y yo no puedo tener la culpa
del campo oscureciendo,
si alguien se arroja
si todo comienza
si un día el volver
duele más que nunca.

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