viernes, 9 de noviembre de 2007
partir.
nacer el tiempo que rueda los campos,
sumergir un aire de pies que cantan castillos.
Y en la ventana,
esa promesa de cuerpo partido que se esca
pa.
despierta un sabio en algún lugar del mundo,
con la cordura de un horizonte borrado.
Casi un decir del mundo que nos delira.
Para llorar almas,
hubo quien escuchó mis ocasos.
y tal vez la espera haya sido demasiada
o tan poca.
Para sumergirme en la inconsciencia
de un sentir azulado
azulado.
Me quema el desierto de alegrías limpias,
y mi voz canta mediodías de sal indigentes.
Yo no puedo ser mar
sin perder mis espejos.
Porque mis palabras son lo que me queda
me oculta
me salta
me asfixia.
Morir en un desafío a verdades
es la angustia
de no haber nadado las canciones.
No sé si mi lluvia me vacía
en este océano de charcos solitarios.
No sé si el callar las noches
me hizo sangrar el recuerdo.
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