la sequedad imprecisa
de un espejo ácido
que devuelve mis ilusiones.
Ni siquiera me lo advertiste,
enseñaste,
soy simplemente semblanza
añorando azulejos
de papel embarrado.
Soy infinitamente destrozos
sin recuerdo de tus frases
de tus labios
son mentira.
Quisiera podar esos rayos
que me queman todo el tiempo.
Para vos, sí
nunca existió esta ficción
de los extremos que se beben de un sorbo.
Pero acá tenemos,
un ésto plagado de bermellos.
No me olvides, gritaré
voy a gritar
voy a cantar
caminando por el borde de un
florero que alguna vez
se arrojó.
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