viernes, 25 de enero de 2008


uno,
dos,
tres,
yo sé contar hasta cien.
quise apoyar la cabeza
para dejar que corran las lágrimas
que empapan mis letras
de recuerdos de tu boca
y mi niñez;
el sutil sonido de la aguja
corriendo los segundos,
estirando al tiempo que me mata
sabiendo que te destruyó
como ahora soy lluvia
escuchando tu voz entre mis calles de agonía;
yo ya no sé hacer otra cosa.
cuatro, cinco, seis.
yo sé contar hasta cien, abuela.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

y de repente... ¡cien... toúno!

y todos se quedaron helados.





(que te vuelva la internés, anita)

frida dijo...

me gusta el lugar para descansar