viernes, 18 de enero de 2008


ya no sé qué estoy esperando
no sé que espero
sumar cabezas a esta búsqueda acuática
que me hiela un verano
de abandono,
sin querer,
salté hacia tu boca
y me perdí
de repente
entre un susurro de la noche
que me priva la locura
y una muerte entre tus brazos
tus dos cadenas
de lirios insaciables
barreras ocultas del destino
y sin saberlo traficantes de hermosura y de sol;
que no dejé apurarme
la conciencia
para quererte hasta en el frío
de este enero encaprichado
sin desdichas, sin despechos
que me espera en la estación.

1 comentario:

matías dijo...

uy, pero mirá el olor a tango que dejaste acá. ¿a vos te parece?

olé, olé. (es un verbo feo, dicho así... pero todos sabemos que la piel tiene un olor más allá de una imitación de perfume hecha en paraguay, y es uno de los olores más hermosos de las camas de mujer en invierno).

acá dejaste todo lleno de olor a tango.

sin despechos, que me espera en la estación... ¡chan, chán! y los dos cortes de bandoneón...



el tango es queja y es nostalgia,
el tango es lágrima, por eso goyeneche es mejor cantante de tangos que gardel. porque gardel los cantaba, el polaco los llora.
sí, gardel cada día canta mejor, y el polaco sigue sonando en el aire de troilo que sale de la radio de mi finado abuelo los domingos, escondido en un rincón.

(bueno, me callo la boca y me rajo.)




un beso así de grande, ñ.