martes, 24 de junio de 2008


era inútil,

simular que la ausencia nos inundaba

de sangría inmunda y descabellada;

era inútil,

pensar en sumergirnos bajo un cielo de vainilla

que llovía de amaneceres

curtidos con piel de sol,

y fue doloroso

descubrir ese frío entre las uñas,

entre el orificio de unas orejas

mudas

y el despertar en medio de una vida,

para asfixiar esas historias

que no tuvieron fin

ni hasta cuando levantarse

era un sacrificio hecho a los dioses.

Hacia vos,

hacia el viento que moja la tierra

de abajo de unos pies corriendo

hacia adentro;

era inútil esforzarse por sentir

que todo estaba muerto.

1 comentario:

Ale dijo...

¿Era inútil realmente? Se me ocurre que nunca lo es, aunque no es fácil verlo en el momento. Por lo general cuando miramos hacia atrás podemos relacionar todas las cosas y sentir que fue algo, que queríamos o no, pero algo que nos pasó y que hace que hoy tengamos algo para decir, algo que sentir. Algo que recordar básicamente.