escapaba de los muros,
escapaba de dormir
entre sus sueños invitados a la cena,
escapaba del silencio
al atacar su camino;
estrategias del naufragio
entre el suburbio de los tiempos,
de sus noches
embaladas en papel;
escapaba de un fantasma del ladrido
que buscaba lo mortal:
un nombre en sus ojos,
un sol en su frente
y misteriosamente
una calle de ciudad,
escondido entre la niebla
inundaba lo impermeable
de unos ojos escapando
a su color,
buscándose entre el miedo a la vida y
los gritos al nacer.
1 comentario:
Solemos escaparnos, escondernos, ausentarnos... pero vayamos donde vayamos esas cosas van con nosotros, y terminamos encontrando a cada paso aquello de lo que queremos huír.
El dolor está presente siempre en alguna forma, y aunque el miedo nos paralice muchas veces, también nos resulta liberador cuando decidimos enfrentarlo.
A veces ir al encuentro de algo que nos atemoriza nos hace dar el paso necesario para liberarnos de eso.
Un beso
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